
Sin la justicia y la misericordia de los sacerdotes, sin su pontificado, sin su entrega consagrada, sin su amor a Jesús crucificado en la eucaristía, en la adoración, en la oración, su amor a Sta. María, los santos, y su esperanza en la resurrección, difícil veo, muy difícilmente que usted y yo alcanzáramos de Dios el perdón y la paz.
-Iván A.-
La situación real que se manifiesta frente a la Iglesia en el mundo es la violencia, violencia contra la voluntad de Dios. Ante esta situación el Papa y los obispos quieren trabajar en la verdad, es justo y necesario, deber y salvación para la humanidad, predicando a Jesucristo como centro de unidad entre todos los hombres promoverán su ministerio para bien común en el vinculo de la paz.
¿Quién es el sacerdote y qué hace entre nosotros?
Un sacerdote es ser un hombre elegido por Dios, con un amor fraterno sin exclusión, para ser medio de unidad entre los hombres y hacia Dios.
Es ser un apóstol que idéntico a Jesucristo llega a ser por su gracia una persona esencialmente nueva.
Su ser ha sido marcado por el Don de Dios que es su Espíritu Santo que se comunica por la imposición de manos de un obispo para ser marcado de modo definitivo y para siempre, es decir por la eternidad.
Su misión es anunciar la verdad que es Dios: el Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Cada varón consagrado al recibir el sacramento del orden sacerdotal vive no para si mismo, el ya no se pertenece, todo él esta puesto como signo de la acción de Dios en favor de todos los hombres, y siendo conscientes de esta verdad pueden manifestar las mentiras y engaños, las ataduras y esclavitudes que sujetan a los más vulnerables y poderosos, para ser corredentores con el Redentor de los hombres: Jesucristo.
Su lucha es un combate espiritual, contra los poderes invisibles de los seres espirituales malignos, el demonio, la corriente mundana, y la concupiscencia, que provoca cometer el pecado. Promoviendo la justicia y la misericordia son forjadores de conciencia para todos los que desconocen el camino correcto y la voluntad de Dios. Pues el primer combate es originado en el interior.

Jesucristo muerto y resucitado es el misterio de nuestra fe. Esto declaramos cada vez que las hostias en la eucaristía son consagradas y se vuelven el cuerpo de Cristo y el vino su misma sangre derramada en su calvario, cada eucaristía celebrada por un sacerdote católico actualiza esta realidad, pues la finalidad del sacerdocio es unirse a Dios de manera más directa, integra, y plena por medio de esta gracia santificante.
¿Necesito al sacerdote en mi vida? Sí.
Tal ha sido, la voluntad de Dios que en su sabiduría ha obrado por mediación de sus sacerdotes a lo largo de la historia, y en la actualidad aunque hay una marcada ausencia y carencia de su presencia, con mayor razón Dios de nuevo en la cruz tiene sed de hacerse presente por medio de ellos, y darse a sus hijos y los que aún faltan ser bautizados, darles su vida nueva, la paz, y la gracia, una vida de profusa caridad.
Que Dios sea conocido por todos para gozar del conocimiento de la verdad plena, como él lo ve.
En nuestra próxima oración recordemos a todos los sacerdotes, vivos y difuntos, y agradezcamos todo el bien que él ha hecho con ellos.